Muchas veces hemos visto personas que besan un cuadrito, una foto, una pintura de alguien a quien recuerdan con mucho afecto,mayormente un familiar, un amigo, alguien a quien le debemos mucho en nuestra vida y que ya no está entre nosotros, sea por la lejanía física o porque Dios lo llamó a compartir su gloria en el cielo. Y nadie se atrevería a cuestionar el sano juicio de la persona que realiza este gesto por darle un beso a un objeto, pues simbólicamente su gesto se dirige a quien esa imagen representa y a quien evoca.
Es que las personas necesitamos de representaciones simbólicas para aquellas realidades que son más difíciles de hacer presentes de otro modo, como el afecto, la nostalgia, las realidades espirituales, los santos, Dios mismo… Desde hace 45 años, la imagen de la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt está presente en nuestra capilla del Sanatorio. Fue un 25 de marzo de 1976, cuando, las Hermanas de María de Schoenstatt, junto con todo el personal del sanatorio, en una Misa solemne celebrando la fiesta de la Anunciación del Señor a María, entronizamos esta imagen en la capilla. Desde entonces, María, nuestra Madre y Madre de Dios -Mater Dei- despliega su obrar de gracias en todos aquellos que entran al sanatorio. El cuadro de la Virgen es más que una imagen, es una presencia de gracias que obra desde nuestra pequeña capilla, no solo consolando y dando paz a quien le trae sus penas por algún familiar o conocido enfermo o por alguna situación difícil, sino también a todos los que de un modo u otro formamos parte de la gran familia Mater Dei.
Porque María, como buena Madre, no hace acepción de personas. Su tarea de Madre la despliega sobretodos y cada uno de los que día a día venimos a esta casa a compartir con nuestros compañeros una tarea en servicio a los enfermos y a todos los que acuden aquí en busca de algún serviciopara la atenciónde su salud.
¡Qué lindo sería, si cuando ingresamos al sanatorio pasáramos por la capilla para saludar a la Virgen! Así como cuando nos levantamos cada mañana y le damos un beso a los que comparten nuestra casa. Después de todo, Ella es nuestra Madre fiel que nos cuida, nos protege y vela por nuestra subsistencia.
Tengamos siempre en cuenta: No es solo una imagen, es una intercesora ante Dios, una presencia actuante de gracias…