La cuaresma es un tiempo privilegiado para intensificar el camino de la propia conversión. Se trata de romper todo aquello que nos aparta del plan de Dios, de nuestra felicidad y realización personal.
La cuaresma es un “éxodo de la esclavitud a la libertad”, un camino de 40 días hacia la Pascua: la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
