Para la mayoría de las personas, el COVID-19 es una enfermedad moderada que puede ser tratada desde casa. Sin embargo, alrededor del 20% de los individuos infectados, pueden desarrollar síntomas severos y complicaciones que aumentan la probabilidad de hospitalizaciones e incluso requerir internación en terapia intensiva.
Con más de dos millones de fallecidos en todo el mundo, oficialmente más de 55.000 en Argentina, a medida que la pandemia ha avanzado algunos pacientes han manifestado secuelas a largo plazo tras la infección. La mayoría de los pacientes se recuperan por completo, pero aquellos que no lo han hecho, refieren síntomas persistentes que duran semanas o meses después de la enfermedad aguda. Se están realizando estudios a largo plazo para comprender la naturaleza de estos síntomas.
Los síntomas incluyen cansancio, malestar tras hacer un esfuerzo, disfunción cognitiva, dolores musculares y articulares, malestar gastrointestinal, erupciones cutáneas, alteraciones metabólicas, como un mal control de la diabetes o del colesterol, enfermedades tromboembólicas, y enfermedades mentales.
De esta forma, la vigilancia de la salud de los pacientes que pasaron por esta enfermedad es clave, ya que incluso algunos asintomáticos han sufrido complicaciones posteriores. Ha habido secuelas que no mostraban síntomas, y sin un chequeo general posterior no hubiesen podido ser detectadas a tiempo.
COVID y afecciones cardíacas
Las complicaciones más frecuentes que estamos viendo en cardiología son la aparición de trombosis en pulmones y piernas y una mayor frecuencia de pericarditis y miocarditis (inflamación del corazón).
Además, aunque estos problemas suelen aparecer de forma más frecuente en varones con antecedentes de cardiopatías, enfermedades respiratorias o factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, sobrepeso u obesidad, colesterol alto o fumadores), la realidad es que cualquier persona que haya pasado por esta enfermedad es susceptible de desarrollar algún tipo de dolencia.
Las personas jóvenes, sin factores de riesgo y que hayan sufrido de forma leve e incluso asintomática COVID-19, también tienen una mayor probabilidad de desarrollar estas complicaciones en los próximos meses. Por este motivo, aunque siempre es recomendable acudir a un especialista tras pasar por COVID-19, lo es aún más en caso de tener factores de riesgo cardiovascular, pulmonar o hematológico, o síntomas como cansancio, fatiga, dolor de pecho o palpitaciones que persistan en el tiempo.
En función de las características de cada persona, se valora la realización de una serie de pruebas no invasivas como el electrocardiograma, el ecocardiograma Doppler, prueba de esfuerzo, un Holter, etcétera, para llegar a un diagnóstico.
Preguntas frecuentes de los pacientes con enfermedades cardiovasculares en tiempos de pandemia:
Tengo una enfermedad cardiovascular ¿Esto implica mayor riesgo de contraer el COVID 19?
No, cualquiera puede ser contagiado. Sin embargo los pacientes con padecimientos cardiovasculares presentan mayor riesgo de tener formas más graves de la enfermedad. Sin embargo cabe destacar que la mayoría de los pacientes solo presentarán síntomas de una infección viral leve.
El coronavirus ¿Puede dañar el corazón?
Si. Se han descripto diversos efectos sobre el corazón como la miocarditis (inflamación del músculo cardíaco), pericarditis (inflamación de la membrana que recubre el corazón), la aparición de arritmias, problemas coronarios e insuficiencia cardíaca.
¿Es aconsejable vacunarme contra la gripe?
Sí. Los pacientes con enfermedades cardiovasculares también constituyen un grupo de riesgo para la influenza por lo que la vacunación está indicada para prevenir esta enfermedad y el desarrollo de sus formas más graves.
Sanatorio Mater Dei
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