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La necesidad de volver a la escuela presencial

Cuáles fueron las consecuencias de la larga cuarentena en Argentina


Es indiscutible que la escuela es fundamental para el desarrollo y el bienestar de los niños, no sólo para la adquisición de conocimientos sino también para el fortalecimiento de aspectos emocionales y sociales, el cuidado de aspectos nutricionales, de la salud y de la realización de actividades físicas y deportes.

En el curso del aislamiento social (cuarentena prolongada) que se ha establecido durante la pandemia por SARS-CoV-2, que dio origen al Covid-19, se ha observado el impacto que la misma ha tenido en los niños, genéricamente hablando, y su escolarización. El cierre de las escuelas en el contexto de la pandemia, debe reconocerse como un factor que marcó claramente disparidades sociales.

La falta de actividades presenciales ha conducido a que algunos niños y adolescentes hayan experimentado sentimientos de miedo, ansiedad, depresión, en algunos casos en malas condiciones de hábitat, inseguridad alimentaria y otros riesgos.

En nuestro medio, muchos adolescentes son incapaces de completar su tarea escolar por falta de dispositivos o de conectividad, dando lugar a la aparición de una brecha tecnológica entre ellos, muy difíciles de resolver.

La falta de actividad física ha provocado lo que se denomina “tríada de inactividad pediátrica”: trastornos por déficit de ejercicio, dinapenia y analfabetismo físico.

En algunos casos y por motivos diversos, se observaron la suspensión de tratamientos específicos de fonoaudiología, psicopedagogía, fisioterapia, psicología, psiquiatría poniendo esto en riesgo de la involución del proceso educativo.


Desde lo psicológico debemos considerar las consecuencias que pudieran haber tenido el aislamiento prolongado, la discontinuidad o la irregularidad en el proceso educativo y el impacto en la salud mental de toda la comunidad educativa por lo que se propone para los niños evaluar las dificultades para retomar las rutinas escolares, la aceptación de normas y adaptaciones a las nuevas modalidades de inserción en la escuela.


Los niños con capacidades diferentes también se vieron desfavorecidos con el cierre de las escuelas ya que es allí donde se les brinda en forma integral las necesidades de aprendizaje, estimulación, rehabilitación y socialización que ellos requieren. La falta de motivación para trabajar frente a una computadora en forma independiente, en aquellos niños con discapacidad, fue más notoria. Las situaciones de stress como consecuencia de desempleo familiar, enfermedad, fallecimiento y duelo, son más difíciles de comprender y asimilar para niños con discapacidad intelectual o del desarrollo.

No debemos soslayar que inasistencia escolar trae aparejado otros riesgos como el embarazo adolescente, explotación laboral, sexual y violencias de diferente magnitud.


La pandemia por Covid-19 y la obligatoriedad de aislamiento preventivo y social, si bien tiene la intención de prevenir la propagación de la enfermedad, causó una revolución en toda la sociedad en todos sus niveles: económico, social, de salud, y afectivo, dentro de un contexto que afectó significativamente a las familias. El mundo y la rutina como todos lo conocimos ha cambiado y posiblemente por mucho tiempo, lo que provocará al final secuelas de todo tipo.


La necesidad imperiosa de restablecer la educación presencial

Las escuelas son fundamentales para el desarrollo y bienestar de los niños. No solo brindan instrucción académica, sino también habilidades emocionales y sociales, seguridad, en algunos casos nutrición y oportunidades para la actividad física entre otras. Las escuelas sirven como centros críticos en las comunidades al apoyar diversas actividades así como garantizar lugares seguros para que los niños puedan permanecer mientras los padres trabajan.

La escuela educa, crea lazos sociales, alimenta, da refugio, democratiza conocimientos, orienta y contiene. En los adolescentes se agrega el hecho que éstos deben tomar distancia de sus padres para su crecimiento y encontrar refugio entre pares, cosa que la cuarentena no lo hizo posible.


Consideramos que el regreso a la escuela presencial es indispensable en este momento de la situación del país, y debe ser lo más ordenado posible, tendiente a cumplir las recomendaciones destinadas a proteger la salud en todos sus aspectos, la seguridad y el bienestar de los estudiantes, maestros, personal escolar, así como también sus familias y comunidades.

La experiencia tanto nacional como internacional han demostrado que incluso cuando una escuela coordina, planifica y se prepara cuidadosamente para la reapertura, es posible que se registren casos de Covid-19 y se deba planificar en consecuencia, excluyendo alumnos y permaneciendo abiertas para seguir dando clases presenciales si corresponde. Cuando las estrategias de mitigación se implementan de manera constante y correcta, el riesgo de propagación dentro del entorno escolar y la comunidad disminuye.


Es primordial que Salud y Educación realicen estrategias para que todos los niños tengan las mismas oportunidades, favorecer la equidad ofreciendo especialmente a los niños más vulnerables posibilidades de crecer y desarrollarse en un ambiente más saludable donde puedan desarrollar su potencial, y convertirse en niños multiplicadores de salud y adultos responsables con inserción social y laboral.


Qué podemos hacer en el contexto actual de pandemia que nos toca vivir, analizando en forma dinámica el contexto comunitario


Sabemos que la enfermedad se propaga de persona a persona, principalmente a través de las gotas de la nariz o la boca, que se expulsan cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Estas gotas, relativamente pesadas no viajan más allá de 1 metro de distancia. Esta razón del distanciamiento de 1,5 m o más como medida principal de prevención. Dado que estas pueden quedar en superficies inanimadas en importante el lavado de manos con agua y jabón o la utilización del alcohol-gel.


El estrecho contacto social aumenta el riesgo de transmisión, desde un niño infectado a individuos susceptibles (directa o indirectamente).

Afortunadamente el 80-90% de los niños presentan cuadros leves o asintomáticos. Durante 2020 se planteó una controversia en relación a la posibilidad de transmisión de parte de los niños, en donde hasta que se consideró como grandes transmisores, pero lo cierto es que la carga viral depende de la gravedad del cuadro y no de la edad.


La mayoría de los países han cambiado la forma en que operan para reducir el tamaño de los grupos de estudiantes, aumentar la distancia física entre ellos y mantenerlos en grupos definidos para reducir la cantidad de potenciales contactos (cohortización de estudiantes). Muchas han escalonado la asistencia, las horas de inicio y de finalización y han creado turnos alternos para permitir el distanciamiento social. La cantidad de estudiantes por cada grupo se redujo para permitir el distanciamiento físico.


La transmisión del SARS-CoV-2 en las escuelas puede reflejar la transmisión de la enfermedad Covid-19 en la comunidad circundante. Es importante tener en cuenta este aspecto en el momento de reabrir una escuela luego de un cierre.


Las medidas generales sanitarias están orientadas a minimizar riesgos de contagio:

  • Educar para el hábito de no tocarse los ojos, la nariz y boca con manos sin lavar.

  • Evitar estrechar las manos de otras personas.

  • Mantener el distanciamiento social incluso en las actividades físicas.

  • Utilizar barbijo o tapabocas durante toda actividad fuera del hogar.

  • Evaluar y fomentar los traslados caminando o en bicicleta, evitando el uso del trasporte público en lo posible.

Se recomienda mantener las puertas siempre abiertas para evitar el contacto con los herrajes en aulas, ingreso a baños, comedor, patios de recreo…

La participación activa de la familia en el cuidado de las medidas preventivas y de higiene de los niños y adolescentes es fundamental.

También debe favorecerse los autoreportes de identificación de posibles casos sospechosos. Se debe orientar a las familias sobre cómo manejarse en caso de presentar sus hijos o alguno de ellos algún síntoma sospechoso de Covid-19, fomentando su cuidado y el cuidado de los demás, extremando los cuidados de higiene manteniendo el distanciamiento social responsable entre otros.

Más allá de los aspectos epidemiológicos de orden infectológico, la OMS recomienda para los niños de 5 a 17 años de edad: 60 minutos de actividad física moderada a intensa. Las clases de educación física son una herramienta de salud pública. Se recomienda estimular en el grupo familiar en el hogar a participar de actividad de intensidad moderada, como juegos, ejercicios activos o bailes.

Se debe considerar los efectos desaconsejables de la exposición a Internet las 24 horas del día sin una supervisión adecuada por un adulto responsable, cuidando de invadir la privacidad del niño.

La cuarentena prolongada puede traducirse en la necesidad de reaprender los comportamientos y eso requiere tiempo y espacio. Por otra parte se necesita establecer con padres y docentes un nuevo contrato que contemple todas las normas sanitarias en un contexto cambiante.

Considerando la salud escolar como un todo, se debe promover el respeto de los horarios de sueño, alimentación, hidratación, ejercicio según capacidades y edad y propiciar un tiempo para el juego y la enseñanza-aprendizaje. También se puede involucrar a los alumnos en la organización del tiempo libre y proponer trabajos grupales que les permita ayudarse mutuamente fuera del hogar respetando pautas higiénicas vigentes.


La reapertura de las escuelas debería estar acorde con la respuesta sanitaria global de cada país, provincia, jurisdicción y distrito escolar, para proteger a toda la comunidad educativa. La apertura y eventuales cierres temporarios de las escuelas se irán evaluando de acuerdo a la situación epidemiológica, recursos humanos disponibles y espacios escolares que garanticen un retorno seguro. Cada jurisdicción debe decidir cuáles son los indicadores más apropiados que debería consultar a la hora de decidir abrir, cerrar y reabrir las escuelas. Esta requiere de otros recursos alternativos, y lógica que posibilite y de lugar a tiempos y ritmos de aprendizaje diversos, complementando lo virtual con lo presencial.


Recomendaciones del Consejo federal de Educación colocando las principales premisas:

  • Cada jurisdicción promoverá el regreso de las clases presenciales de manera parcial, progresiva y escalonada.

  • La presencialidad será limitada y deberá observar rigurosamente los protocolos de regreso consensuados por las autoridades sanitarias de la Nación y provincias.

  • Estas decisiones serán dinámicas y estarán claramente sujetas a la marcha de la pandemia en las diferentes regiones de nuestro país.

El retorno debe observar los puntos elaborados por los especialistas en salud.

Los indicadores epidemiológicos de las jurisdicciones serán decisivos para la toma de decisiones sobre la presencialidad o no de las clases. Tanto los niveles de transmisión en la comunidad, como la relación entre los nuevos casos en las 2 últimas semanas comparados con las semanas anteriores R0 y el porcentaje de ocupación de camas en unidades de cuidados intensivos marcarán la posibilidad de abrir o no las clases presenciales. En una comunidad con transmisión comunitaria sostenida, casos en aumento y un porcentaje mayor del 80% de las camas de terapia ocupadas, no se volverá a la escuela en esa jurisdicción.

Garantizar una comunicación regular y transparente con padres y estudiantes respecto a las medidas que se toman en la escuela, que pueden ser cambiantes, de manera que los niños y adolescentes puedan sentirse seguros al concurrir y sus padres también. Además es importante que se maneje información correcta con respecto a los casos de infección, y evitar la estigmatización tanto en docentes como en alumnos.


Debe identificarse el personal de riesgo para que éstos puedan trabajar en forma remota. La mayoría puede no estar vacunada al inicio de las clases. No obstante quedan aún algunos desafíos: conectividad a Internet deficiente o insuficiente, familias en situaciones de pobreza, el seguimiento para incorporar procesos pedagógicos, como docentes de apoyo, en el caso de pacientes con discapacidad y un sinfín de situaciones que en la vuelta a lo presencial se plantearán y que deberemos resolver en favor de los niños en un contexto de equidad.




Dr. Ellis Alejandro

Jefe del Servicio de Pediatría

Sanatorio Mater Dei

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