Una crisis asmática originada por la realización de ejercicio es una forma común de presentación del asma.
La presencia de este proceso durante la infancia limita el ejercicio de los niños en las actividades lúdicas y deportivas, incluso para edades posteriores. Por eso, el cuidado y la prevención del asma de esfuerzo mediante una terapia medicamentosa adecuada, favorecen la actividad deportiva en el asmático a todos los niveles.
El asma es una enfermedad de riesgo y debe tenerse en cuenta en sujetos que van a hacer actividades lúdicas y deportivas en que una crisis puede poner en peligro su vida o la de otros.
Se debe sospechar asma de esfuerzo ante la presencia de síntomas como tos, disnea u opresión torácica después de iniciar el ejercicio en toda persona con historia clínica de asma, atopia o rinitis, o con diagnóstico previo de hiperreactividad bronquial. Estos síntomas pueden durar 60 minutos o más si no se tratan.
Los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:
• Tos
• Sibilancia
• Falta de aire
• Dolor u opresión del pecho
• Fatiga al hacer ejercicio
• Desempeño deportivo disminuido
El ejercicio, es fundamental en la optimización del desarrollo de todos los órganos y sistemas de los organismos vivos. Por eso, su presencia a través del juego y el deporte es menester en todas las etapas de la vida.
El diagnóstico del asma de esfuerzo lo hace el neumonólogo preguntando, y se confirma, a veces, con las pruebas complementarias.
La mejor prevención del asma de esfuerzo es cuidar y tratar bien el asma. La crisis de asma de esfuerzo se previene en gran medida haciendo un buen calentamiento y tomando medicación preventiva (broncodilatadores). La práctica deportiva beneficia la funcionalidad del sistema respiratorio, también en el asmático.
Consultá a tu médico si tenés signos o síntomas de una broncoconstricción inducida por el ejercicio. Hay una serie de afecciones que pueden causar síntomas similares, por lo que es importante obtener un diagnóstico rápido y preciso.
Dra. Florencia Terradillos Neumonóloga