El abordaje de cualquier situación de la vida sea personal o laboral, puede hacerse básicamente desde dos ópticas: tomando nota de los sucesos a través de una mirada superficial, o analizando los acontecimientos por medio de una reflexión profunda para indagar acerca de la raíz de las situaciones y nuestra postura personal ante ellas.
Un pensador graficó esta alternativa diciendo: “Hay acontecimientos que son la espuma del mar; es el mar el que me interesa”.
