Las infiltraciones son inyecciones que pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación en un área específica del cuerpo. Se inyectan comúnmente en las articulaciones, como el tobillo, el codo, la cadera, la rodilla, el hombro, la columna vertebral o la muñeca. Incluso las articulaciones pequeñas de las manos o pies podrían beneficiarse de las inyecciones de cortisona.
¿Qué es una infiltración? Es un procedimiento médico que consiste en la inyección de una sustancia en el interior de una articulación o tejido que duele.
¿Cuándo se recomienda?
La infiltración se suele recomendar ante dos escenarios: 1) Cuando hay una lesión aguda o cuadros de dolor intenso en los que se necesita un alivio rápido, aunque dicho alivio no persiga un objetivo curativo de las lesiones.
2) En el caso de lesiones de mayor duración (semanas o meses) en las que se precise estimular los procesos naturales de curación de las lesiones, con el objetivo de restaurar de la forma más completa posible los tejidos o intentar conseguir un efecto más prolongado del alivio del dolor.
¿Qué sustancias contienen la infiltración?
En general, las inyecciones se componen de un corticoesteroide para aliviar el dolor y la inflamación a lo largo del tiempo, y un anestésico para brindar alivio inmediato del dolor.
¿Por qué se realiza?
Las inyecciones podrían ser más eficaces para tratar, por ejemplo, la artritis reumatoide. También pueden formar parte del tratamiento para otras afecciones, como:
Dolor de espalda
Bursitis
Gota
Artrosis
Artritis psoriásica
Artritis reactiva
Artritis reumatoide
Tendinitis
Riesgos
Los efectos secundarios potenciales de las inyecciones aumentan con dosis mayores y el uso repetido:
Daño en el cartílago
Infección en la articulación
Daño en los nervios
Exacerbación temporal del dolor e inflamación en la articulación
Aumento temporal del nivel de azúcar en sangre
Pérdida del hueso cercano (osteoporosis)
Pérdida de piel y de partes blandas alrededor del lugar de la inyección
Blanqueamiento o aclaramiento de la piel alrededor del lugar de la inyección
Límites con respecto a la cantidad de infiltraciones
Existe la preocupación de que las inyecciones repetidas de cortisona puedan dañar el cartílago dentro de una articulación. Es por eso que los médicos generalmente limitan la cantidad de inyecciones.
En general, no se deben recibir inyecciones con una frecuencia superior a una cada seis semanas y, usualmente, no más de tres o cuatro veces en un año.
Preparación
En caso de tomar anticoagulantes, es posible que tengas que dejar de ingerirlos durante varios días antes de la inyección de cortisona para reducir el riesgo de sangrado o moretones. Algunos suplementos dietéticos también tienen un efecto anticoagulante. Se debe consultar al médico sobre qué medicamentos y suplementos evitar antes de la inyección de cortisona.
Procedimiento
Se limpia el área alrededor del lugar de la inyección. El médico también podría aplicar un anestésico para adormecer el área en la que se insertará la aguja. En algunos casos, podría usar una ecografía o un tipo de radiografía para ver el avance de la aguja dentro del cuerpo.
Después de la aplicación
Algunas personas presentan enrojecimiento, sensación de calor en el pecho y el rostro luego de una inyección de cortisona.
Se aconseja:
Proteger el área de la inyección durante uno o dos días. Por ejemplo, si recibiste una inyección en el hombro, evita levantar objetos pesados.
Aplicar hielo en el lugar de la inyección según sea necesario para aliviar el dolor. No utilices compresas térmicas.
Observar si aparecen signos de infección, como aumento del dolor, enrojecimiento e hinchazón que dura más de 48 horas.
Resultados
Los resultados de la infiltración generalmente dependen del motivo del tratamiento. Las inyecciones de cortisona generalmente causan una exacerbación temporal del dolor e inflamación hasta 48 horas después de la inyección. Luego de eso, tu dolor y la inflamación de la articulación afectada deben disminuir, y pueden durar hasta varios meses.
Dr. Juan Morchio Traumatólogo
Sanatorio Mater Dei