Las roturas meniscales son las más comunes de la rodilla, pueden ocurrir como resultado de cualquier actividad que provoque pivotes agresivos o paradas y giros repentinos del cuerpo. Maniobras tales como arrodillarse, ponerse en cuclillas o levantar cosas pesadas pueden provocar una rotura del menisco.
Los meniscos (medial y lateral) son fibrocartílagos en forma de C que actúan como amortiguadores entre el hueso del muslo (fémur) y el hueso de la pierna (tibia). Son estructuras muy importantes de la rodilla que protegen al cartílago y previenen el desarrollo de la artrosis. Además de su efecto amortiguador, también proporcionan estabilidad a la rodilla.
En gente joven y activa un menisco desgarrado puede causar dolor, hinchazón y rigidez. También puede provocar una sensación de bloqueo al mover la rodilla, o dificultad para extenderla completamente.
Factores de riesgo
Realizar actividades que impliquen torcer y pivotear de manera agresiva la rodilla, tales como fútbol, rugby, pádel o básquet, aumentan considerablemente el riesgo de sufrir una lesión meniscal.
En gente mayor, los desgarros meniscales son frecuentes, forman parte del proceso degenerativo de la rodilla, y generalmente son asintomáticos.
Un estudio sobre hallazgos incidentales de lesiones meniscales demostró que hasta el 20% de las mujeres entre 50 y 59 años y hasta el 50% de hombres entre 70 y 90 años tienen una lesión meniscal en resonancia magnética, sin que esto repercuta en sus actividades diarias o en su calidad de vida en general.
Síntomas
Los siguientes síntomas que hacen sospechar una lesión meniscal son:
Sensación de resalto al movilizar la rodilla
Hinchazón o rigidez
Dolor, especialmente al torcer o girar la rodilla
Dificultad para enderezar la rodilla completamente
Sensación de que la rodilla está bloqueada al tratar de moverla
Diagnóstico por imágenes
Un menisco desgarrado a menudo puede identificarse mediante el examen físico. Existen maniobras específicas que hacen sospechar una patología meniscal. A tal fin, el especialista deberá colocar la rodilla y la pierna del paciente en diferentes posiciones, analizará su marcha y lo evaluará en posición de cuclillas a fin de precisar la causa de sus síntomas.
El diagnóstico definitivo se realizará a través de la resonancia magnética. Debido a que el menisco es un fibrocartílago, no aparece en las radiografías. Sin embargo, estas pueden ayudar a descartar otros problemas en la rodilla que causan síntomas similares.
La resonancia magnética es el mejor estudio por imágenes para detectar un menisco desgarrado, con una sensibilidad cercana al 90%, esta utiliza un campo magnético potente para producir imágenes detalladas de los tejidos duros y blandos de la rodilla.
Es importante aclarar que un menisco roto en resonancia magnética no es sinónimo de indicación quirúrgica. El tratamiento conservador muchas veces resulta suficiente para aliviar los síntomas de un menisco desgarrado.
¿Cuándo requiere cirugía?
En otros casos, sin embargo, un menisco desgarrado requiere cirugía. A la hora de definir el tratamiento de una lesión meniscal, son varios los factores a tener en cuenta: la edad del paciente, la actividad que éste realiza, el tipo de lesión encontrada en la resonancia magnética y la presencia, o ausencia, de lesiones asociadas (como, por ejemplo, una lesión del ligamento cruzado anterior) serán piezas clave para definir la conducta.
En general, pacientes mayores y que realizan actividades menos exigentes pueden ser tratados de forma conservadora y obtener buenos resultados. Esto consiste en la disminución de la actividad física, aplicación de hielo, antiinflamatorios reglados, y la rehabilitación focalizada en mejorar la mecánica de la rodilla y el fortalecimiento muscular. En algunas ocasiones se pueden realizar infiltraciones en la rodilla para mejorar los síntomas de manera transitoria.
En cambio, pacientes jóvenes y deportistas no toleran las lesiones meniscales y es el grupo que se beneficia de una cirugía.
Artroscopía
El tratamiento quirúrgico se realiza a través de una artroscopia, consiste en insertar un artroscopio a través de una pequeña incisión (portal) en la cara anterior de la rodilla; éste transmite una imagen ampliada del interior de la rodilla a un monitor.
A través de otro portal se introducen los instrumentos quirúrgicos para trabajar sobre los meniscos. Existen principalmente dos opciones quirúrgicas para el tratamiento de las lesiones meniscales, y es importante que el especialista esté familiarizado con ambas técnicas.
Meniscectomía parcial
Consiste en recortar y contornear el área de desgarro de modo tal que disminuya el riesgo de sufrir un desgarro adicional con el paso del tiempo. Por otro lado, se puede realizar una sutura meniscal con el objetivo de preservar el tejido desgarrado. En ocasiones, el tratamiento se define de forma intraoperatoria, al evaluar la lesión durante la artroscopía.
Dr. Ignacio García Mansilla
Traumatólogo y Cirujano artroscopista
Sanatorio Mater Dei