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Calambres musculares: cuándo prestar atención

Los calambres musculares son contracciones involuntarias, repentinas y dolorosas de uno o varios músculos. Suelen aparecer de forma inesperada y generar un dolor intenso que, aunque generalmente dura solo unos segundos o minutos, puede ser tan agudo que incapacita momentáneamente a quien lo sufre.



Estas contracciones afectan con mayor frecuencia a los músculos de las piernas, especialmente a las pantorrillas, isquiotibiales (parte posterior del muslo) y cuádriceps (parte frontal del muslo). Pueden presentarse durante o después de la actividad física, al permanecer en la misma posición durante mucho tiempo o incluso mientras se duerme.


Causas comunes de los calambres musculares

La causa más frecuente es el esfuerzo excesivo o prolongado de los músculos, especialmente durante el ejercicio físico. No obstante, existen múltiples factores que pueden favorecer su aparición:


  • Deshidratación

  • Bajos niveles de electrolitos como potasio, sodio, calcio y magnesio

  • Mala circulación sanguínea

  • Compresión de nervios, frecuentemente por problemas en la columna vertebral (ej. hernia de disco)

  • Consumo de ciertos medicamentos, como diuréticos, estatinas o medicamentos para la presión arterial

  • Trastornos metabólicos o neuromusculares

  • Fatiga muscular por postura incorrecta o sobreuso

  • Condiciones médicas subyacentes, como diabetes, hipotiroidismo o enfermedades hepáticas


Los adultos mayores son más propensos a sufrir calambres debido a la pérdida progresiva de masa muscular, menor movilidad física, sedentarismo y alteraciones en el equilibrio de líquidos y electrolitos.


Síntomas a tener en cuenta

Aunque el síntoma principal es la contracción muscular dolorosa, también pueden aparecer otros indicios que requieren atención médica si se presentan con frecuencia o de forma prolongada:


  • Debilidad muscular persistente

  • Entumecimiento o sensación de hormigueo

  • Fatiga constante

  • Sed excesiva

  • Micción frecuente

  • Hinchazón o enrojecimiento en la zona afectada


Prevención y tratamiento de los calambres

  • Mantener una buena hidratación, especialmente durante y después del ejercicio

  • Consumir alimentos ricos en potasio, calcio y magnesio, como bananas, frutos secos, verduras de hoja verde y lácteos

  • Realizar estiramientos suaves antes y después de la actividad física y antes de dormir

  • Evitar el sobreesfuerzo muscular y realizar pausas si se permanece mucho tiempo en una misma postura

  • Aplicar frío o calor local en la zona afectada durante un calambre: el frío reduce la inflamación y el calor favorece la relajación muscular

  • Masajear suavemente el músculo contraído para aliviar la tensión

 

¿Cuándo consultar a un médico?

Si los calambres se presentan con mucha frecuencia, interrumpen el sueño o las actividades diarias, duran más de 10 minutos, o se acompañan de debilidad muscular, pérdida de sensibilidad o hinchazón, es recomendable acudir a un profesional de la salud para evaluar causas subyacentes y descartar afecciones más serias.


Dr. Juan Morchio

Traumatología

Sanatorio Mater Dei


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