El etiquetado frontal es una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al público sobre los productos que pueden dañar la salud y pueden orientar las decisiones de compra.
¿Qué es el etiquetado frontal? Es una información que se presenta de manera gráfica en la cara principal o frente del envase de los productos, con el objetivo de garantizar una información veraz, simple y clara al consumidor respecto del contenido nutricional de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Esto se realiza para mejorar la toma de decisiones en relación con el consumo de alimentos.
En general, la presencia de un sistema de etiquetado nutricional frontal ha demostrado ser más eficaz que las etiquetas tradicionales para los consumidores, ya que estos pueden elegir aquellos alimentos que califican como más saludables de acuerdo con un sistema de perfil de nutrientes. El etiquetado frontal, dependiendo de su diseño, puede, en mayor o menor medida, reducir los esfuerzos cognitivos y el tiempo para procesar la información de las etiquetas.
Proveer una herramienta sencilla para la evaluación de la composición nutricional de un alimento en cuanto a su contenido de nutrientes críticos (azúcares, grasas y sodio) es eficaz para promover una alimentación saludable y así contribuir a la prevención del sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades no trasmisibles relacionadas con una alimentación inadecuada como por ejemplo:
- Diabetes.
- Hipertensión arterial.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Enfermedades cerebro-vasculares.
- Enfermedad renal crónica.
- Cáncer.
En este sentido, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) plantea al etiquetado frontal como una de sus líneas de acción para la prevención de estas enfermedades en la niñez y la adolescencia. Posteriormente, la Organización Mundial de la Salud, en el Informe de la Comisión para Acabar con la Obesidad Infantil (ECHO) propone poner en marcha un etiquetado del frente del envase fácil de interpretar, apoyado en la educación del público para que tanto los adultos como los niños tengan conocimientos básicos en materia de nutrición.
¿Qué cambiará en las góndolas si se aprueba la ley? Los alimentos procesados vendrán con etiquetas octogonales negras con letras en blanco que deberán advertir en caso de que el alimento presente “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales”, y/o “exceso en calorías”.
Los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio establecidos deben cumplir con los límites del perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud.
En caso de contener edulcorantes, el envase debe contener una leyenda precautoria inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia con la leyenda: “Contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as”.
En tanto, si contienen cafeína, el envase debe contener una leyenda precautoria inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia con la leyenda: “Contiene cafeína. Evitar en niños/as”.
Razones para una la ley de etiquetado
- El 66% de los argentinos tiene exceso de peso (INDEC, 2018). Casi 7 de cada 10 personas.
- Argentina ocupa el primer puesto de América Latina en exceso de peso en menores de 5 años con un 13,6%.
- No es una cuestión estética, es una cuestión de salud. La mala alimentación puede provocar desde enfermedades cardíacas hasta diabetes.
- Una persona tarda entre 4 y 13 segundos en elegir un producto en la góndola.
- Solo 1 de cada 3 personas leen las etiquetas tal cual están ahora.
En otros países de la región, como Chile, Bolivia, Ecuador, México y Uruguay ya existe una ley reglamentada. Todos los especialistas coinciden en que el etiquetado es fundamental, pero nada reemplaza a una buena educación alimentaria.
Servicio de Nutrición
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