Se trata de una vitamina liposoluble que ayuda a regular la cantidad de calcio y fosfato en el cuerpo, manteniendo saludables los huesos, dientes y músculos.
La falta de vitamina D puede provocar deformidades óseas como raquitismo en los niños y osteopenia u osteoporosis en los adultos. Algunas investigaciones sugieren que ayuda proteger contra las infecciones agudas del tracto respiratorio. Además fortalece el sistema inmunológico y regula el azúcar en sangre.
Las fuentes alimentarias de Vitamina D incluyen pescados grasos como el salmón, sardinas, arenque, caballa, carne roja, hígado, yema de huevo, entre otros.
El organismo necesita “activar la Vitamina D” a través de la exposición al sol, para de esta manera absorber el calcio en nuestro cuerpo. Las recomendaciones de la OMS hablan de:
- Exponerse a la luz solar todos los días durante 10-15 minutos que abarque: cara, cuello, brazos y antebrazos, sin protector solar.
- Recordar que para una buena protección solar debemos evitar exposición al sol sin protección por más de 30 minutos.
Durante el aislamiento puede ser más difícil obtener suficiente exposición al sol para satisfacer nuestras necesidades. Por lo tanto se recomienda que las personas que no puedan salir consuman alimentos ricos en Vitamina D y en caso de ser necesario, por prescripción médica, reciban un suplemento vitamínico. No olvides ventilar los ambientes, salir a balcones, jardines, y en la medida de lo posible estar al aire libre para poder sintetizarla.
Lic. Valeria Ohaco
Lic. Romina D’Errico
Servicio de Nutrición
Sanatorio Mater Dei