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Dolor de espalda: claves para prevenir y tratar la lumbalgia

La lumbalgia es un dolor localizado en la parte media o baja de la espalda. Más de 80% de las personas lo padecen especialmente a partir de los 40 años y representan una de las razones más comunes por la cual acuden al médico.



Síntomas

Los síntomas principales son el dolor local o irradiado a las nalgas, ingles o piernas acompañado de presencia de contracturas musculares y rigidez lumbar.  En la mayoría de los casos, el dolor de espalda mejora progresivamente con el tratamiento en el hogar y el cuidado personal, generalmente en unas pocas semanas.


Causas

El 80% de las lumbalgias son funcionales, es decir, en relación con contracturas, distensión muscular, malas posturas, sobreesfuerzos y vida sedentaria.

Un porcentaje pequeño puede tener dolor secundario a patología orgánica por problemas degenerativos, inflamatorios, traumáticos, infecciosos, reumáticos, tumorales en la columna vertebral, problemas renales o arteriales.                                                                                                 


De estos últimos los más frecuentes son:

  • Hernias discales:  las vértebras de la columna están separadas por discos que amortiguan y dejan espacio entre las vértebras. Los discos permiten el movimiento entre las vértebras y hacen de "amortiguadores". En la hernia discal lumbar lo que ocurre es que el núcleo se desplaza del centro a través del anillo fibroso y puede llegar a producir una protrusión o una hernia discal (la diferencia es puramente el tamaño, la hernia es de mayor volumen que la protrusión).

 

  • Estenosis de canal lumbar: el canal raquídeo por donde pasan los nervios se va cerrando con los procesos degenerativos de la columna (desgaste de discos, artrosis de facetas, aumento de tamaño de ligamentos) generando compresión de las estructuras nerviosas y dolor

 

  • Fracturas por Osteoporosis: la osteoporosis se define como la pérdida de masa ósea acompañada de fragilidad ósea y por tanto aumenta el riesgo de tener fracturas ante esfuerzos o traumatismos de baja energía.


Factores de Riesgo


  • El dolor de espalda es más común a medida que envejeces

  • Falta de actividad física: los músculos débiles del abdomen y espalda pueden provocar dolor

  • El exceso de peso corporal representa una sobrecarga para la espalda

  • Enfermedades como artritis, reumatológicas y cáncer

  • Trastornos psicológicos: las personas propensas a la depresión y ansiedad parecen tener un mayor riesgo de padecer dolor de espalda

  • Levantar objetos de forma inadecuada

  • Los fumadores tienen tasas más elevadas de dolor de espalda


Diagnóstico


El diagnóstico es clínico en el 90% de las ocasiones. Mediante un interrogatorio junto con una exploración física básica. Solo cuando hay dudas, se solicitan radiografías, laboratorio, tomografías o resonancias, para valorar hueso, discos, estrecheces de canal, fracturas, inflamaciones.

 

Prevención

  • Realizar actividad física regular de bajo impacto aumenta la resistencia y fortalece la espalda (yoga, caminatas, natación). Los ejercicios para los músculos del abdomen y espalda que fortalecen el tronco y actúan como una faja natural para tu cuerpo

  • Mantener un peso saludable. Si tenés sobrepeso, adelgazar puede prevenir el dolor.

  • El tabaquismo aumenta el riesgo de lumbalgia.

 

 

Tratamiento

El tratamiento es básicamente conservador, como realizar ejercicio, la higiene postural y la vida activa son las normas básicas y universal para prevenir las recaídas.

Los analgésicos y la fisioterapia son de utilidad en los casos que lo requieran, esto se recomienda siempre excepto cuando hay sospecha de fractura, tumor o infección.


En menos de un 10% se precisa cirugía y cada caso será estudiado individualmente.

Es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones para evitar el dolor de lumbalgia:

  • Mantener una buena postura puede reducir la tensión sobre los músculos de la espalda.

  • Sentarse bien:  asiento con apoyo lumbar, rodillas y caderas al mismo nivel. Cambiar la posición con frecuencia.

  • Levantar peso de manera inteligente: en lo posible, evita levantar objetos pesados, pero si tenés que hacerlo, que la fuerza la hagan las piernas. Mantené la espalda recta, no encorvada y flexioná solo las rodillas. Es importante colocar el objeto cerca del cuerpo.



Dr. Mariano Reynier

Traumatología

Sanatorio Mater Dei

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