Cada 8 de mayo, la Iglesia Católica celebra el Día de la Virgen de Luján, Patrona de la República Argentina. En el mes de María queremos compartir cómo la "Madre de Dios" decidió quedarse para siempre a orillas del río Luján.
En mayo de 1630, dos figuras de la Virgen provenientes de San Pablo arribaron al puerto de Buenos Aires. Las imágenes fueron colocadas en cajones individuales y, luego, partieron en carretas hacia Sumampa, en la provincia santiagueña. Sin embargo, uno de los carros detuvo su marcha en Zelaya, partido del Pilar, y a pesar de los intentos por empujarla, no lograban que se pusiera en movimiento.
Entonces, decidieron extraer algunos de los compartimentos para alivianar el peso y llevarlos manualmente, pero la carreta seguía deteniéndose, por lo que uno de los vecinos de la zona sintió curiosidad por el contenido de la caja que cargaban. Al abrirla, descubrieron una de las dos figuras de la Virgen que transportaban.
Llegaron a la conclusión de que la Virgen deseaba quedarse en ese lugar, que hoy se conoce como la orilla del río Luján y fue bautizada como el Pasaje de la Virgen. De esta manera, decidieron conducir la figura a la estancia más cercana donde, después, se construyó una capilla.
La Virgen de Luján permaneció durante algunos años en la estancia ubicada en Pilar, donde recibía ofrendas y fue bautizada como “La Virgen Gaucha”, por su cercanía con el pueblo rural. Su primer santuario fue inaugurado el 8 de diciembre de 1763 y, a lo largo de los años, fue homenajeada por figuras como Manuel Belgrano, José de San Martín, Cornelio Saavedra, Domingo French, Juan Martín de Pueyrredón y Manuel Dorrego.
Tiempo más tarde, una mujer ofreció ceder sus tierras para mantener el culto, por lo que la Virgen fue trasladada hasta un nuevo sitio, sobre el río Luján. Allí se construyó la actual Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján, un proyecto que comenzó en 1890.
ORACIÓN DE LA VIRGEN DE LUJÁN
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia Tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...
Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA!
CULTURA Y PASTORAL