La conexión entre el intestino y el cerebro: cómo la alimentación influye en las emociones
- comunicaciones936
- 11 jun
- 3 Min. de lectura
Durante años hemos escuchado que “somos lo que comemos”. Y aunque tradicionalmente esta frase se ha asociado a la salud física, hoy más que nunca sabemos que la alimentación también es clave en nuestra salud mental y emocional.

Lo que quizás no sabías es que el intestino y el cerebro están en constante comunicación, y esta relación tiene un impacto directo en cómo te sentís cada día. Estados de ánimo, niveles de ansiedad, claridad mental, calidad del sueño, todo está conectado.
Una relación bidireccional: cuando el intestino habla con el cerebro (viceversa)
El intestino y el cerebro están unidos por un sistema de comunicación complejo, conocido como el eje intestino-cerebro. Este canal incluye vías nerviosas (especialmente el nervio vago), señales hormonales, el sistema inmunológico y, por supuesto, la microbiota intestinal.
Es una conexión bidireccional: el cerebro puede influir en la salud intestinal (por ejemplo, el estrés puede causar problemas digestivos), pero también el intestino puede influir directamente en el estado de ánimo, la percepción emocional y hasta el comportamiento.
La alimentación y la salud emocional
Históricamente, la relación entre comida y salud se abordó desde un enfoque físico: bajar de peso, evitar enfermedades cardiovasculares, controlar la diabetes, etc. Pero hoy la ciencia va más allá.
Cada vez más estudios demuestran que una dieta equilibrada puede mejorar significativamente la salud mental, e incluso prevenir o reducir el riesgo de trastornos como:
Ansiedad
Depresión
Estrés crónico
Trastornos del sueño
Lo que comemos tiene el poder de alterar nuestra química cerebral. Las decisiones que tomamos en cada comida pueden ayudarnos a sentirnos más equilibrados, enfocados y emocionalmente estables.
¿Cómo influye la alimentación en nuestro cerebro?
A continuación, te contamos algunos de los principales mecanismos por los que tu dieta puede influir directamente en tu bienestar emocional:
Oxidación y estrés oxidativo
Una dieta rica en azúcares, ultraprocesados y grasas trans puede aumentar la inflamación sistémica y el estrés oxidativo. Ambos procesos están fuertemente vinculados con trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
En cambio, los alimentos ricos en antioxidantes (como frutas, verduras, frutos secos y especias como la cúrcuma) ayudan a combatir estos efectos negativos.
Producción de neurotransmisores
El cerebro necesita ciertos nutrientes para fabricar neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que regulan el ánimo, la motivación y el placer.
Por ejemplo:
El triptófano (presente en huevos, legumbres, pescado y nueces) favorece la síntesis de serotonina.
Los omega-3 (de pescados grasos, semillas y aceites) mejoran la comunicación entre neuronas y tienen efectos antidepresivos.
Microbiota intestinal
En el intestino viven billones de bacterias que forman la microbiota intestinal, un ecosistema que influye en todo el organismo, incluido el cerebro.
¿Sabías que el 90% de la serotonina se produce en el intestino?
Una microbiota sana, nutrida con fibra, probióticos y prebióticos, contribuye a:
Mejorar la respuesta al estrés
Reducir la ansiedad
Regular el estado de ánimo
Neuroplasticidad y regeneración neuronal
La alimentación también puede estimular la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse, formar nuevas conexiones y recuperarse de situaciones difíciles.
Ciertos nutrientes aumentan la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), una proteína esencial para el crecimiento y la regeneración de las neuronas, que protege contra la depresión y otros trastornos cognitivos.
¿Qué tipo de dieta favorece tu salud mental?
Aunque no existe una “dieta perfecta”, muchas investigaciones coinciden en que los patrones alimentarios que más benefician al cerebro son aquellos basados en alimentos frescos, naturales y variados.
Entre ellos:
Dieta mediterránea: rica en frutas, verduras, pescados, aceite de oliva, legumbres y frutos secos.
Dieta basada en plantas: que prioriza alimentos integrales, vegetales, semillas, granos enteros y evita los ultraprocesados.
Alimentos fermentados: como yogur natural, kéfir, chucrut y kombucha, que ayudan a mantener una microbiota saludable.
En el Sanatorio Mater Dei cuidamos tu salud y la de tu familia.
Dra. Lucila Facio Álvarez
Gastroenterología
Sanatorio Mater Dei