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Editorial: "Derribando muros"

Quien ingrese al Sanatorio en este año verá carteles donde se explica la remodelación de sectores que requieren refacciones y cambios. El derrumbe de paredes y muros nos ayuda a mejorar los espacios para comodidad de los pacientes.

El edificio de una institución de salud requiere estar en permanente “remodelación” debido a su crecimiento, a los cambios culturales y a los avances tecnológicos con la adquisición de más aparatos que aceleran los procesos o que por su precisión, mejoran los diagnósticos. Esta realidad se asemeja mucho a lo que sucede en nuestras vidas.

En las personas, estos cambios se refieren más bien a la necesidad permanente de reflexionar acerca del rumbo de la propia vida y cómo crecer en el desarrollo personal en sintonía con los cambios que se producen en el entorno, pero conservando siembre la misión para la cual está cada uno en este mundo. Para ello se hace necesario “derrumbar ciertos muros” que limitan nuestro crecimiento, como por ejemplo, la intolerancia, el individualismo, la superficialidad, el falso orgullo, la vulgaridad, entre otros. De este modo, podemos edificar sobre aquellos pilares que dan sostén, riqueza y nobleza al edificio de nuestra personalidad.

Todo constructor sabe que es mucho más fácil construir sobre un terreno sin edificaciones que remodelar las existentes. Esto también es un símil de la vida de las personas, porque es más fácil educar desde niños que tener luego la ardua tarea de enderezar lo que creció torcido. Y aunque la tarea es más difícil y requiere gran motivación, perseverancia y paciencia, no es imposible. Siempre se pueden derribar los muros que han crecido con el tiempo y nos impiden un crecimiento humano sano y satisfactorio. Depende de nuestra voluntad en la búsqueda de la verdad. Se trata simplemente de descubrir en el propio interior el proyecto original que Dios tuvo de nuestra vida, y tratar de desarrollarlo acorde a esos “planos divinos”.

Quienes trabajamos en el sanatorio Mater Dei hemos realizado este trabajo de discernimiento de los planes de Dios para nuestro sanatorio hace ya 25 años y hemos definido cuáles son los pilares sobre los que construimos el día a día de nuestra labor: vida, servicio, dignidad y compromiso. El edificio espiritual del sanatorio posee estas 4 columnas; y los cimientos se afirman y descansan sobre el modelo de María, nuestra Mater Dei. Y, en base a ello, celebramos este año nuestro 50º aniversario, confiando en poder conservar estos valores hacia el futuro.

Lo que hace atrayente a una institución de servicio público no es, en primer lugar, la estructura exterior -que seguro influye- sino más aún la acogida cordial y el respeto que se respira en la atmósfera de todos los sectores de ese lugar. Es lo que aspiramos a construir entre todos.

Este Año Santo 2025 convocado por la Iglesia es una buena oportunidad para una remodelación espiritual a fondo y para preguntarnos: ¿qué muros debemos derrumbar en nosotros para mejorar el edificio de nuestra personalidad? Y de acuerdo a la respuesta: manos a la obra, con ayuda de la Madre de Dios.


Hna. Mercedes


 
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