Finalizando las vacaciones de verano, en conjunto con todo lo bueno, nos encontramos que además del sol, de las olas y la pileta tenemos las temidas quemaduras solares. Entonces: ¿qué hacemos cuando los más chicos se enfrentan a ellas?
Las quemaduras solares son lesiones del cuerpo que se generan después de largas exposiciones a la luz ultravioleta.
Los signos y síntomas más comunes son:
- Cambios en el tono de la piel, a color rosado o enrojecimiento.
- Piel que se siente caliente al tocarla.
- Dolor y sensibilidad.
- Hinchazón.
- Ampollas pequeñas.
- Dolor de cabeza, fiebre, náuseas y fatiga si la quemadura es grave.
- Dolor en los ojos.
Al ser el órgano más extenso, cualquier lugar de la piel que esté expuesta corre el riesgo de quemarse. Los síntomas pueden aparecer a las pocas horas de exponerse al sol.
Lo más importante es usar métodos para evitar las quemaduras por el sol, que estos son:
- No tomar sol entre las 10 y 16 h. Los rayos solares son más fuertes en este horario, por lo que es mejor organizar el día limitando la exposición en este tiempo.
- Cuando estén haciendo actividades afuera, usen un sombrero y ropa que cubra los brazos y piernas incluso. Si hacen actividades al aire libre, revisá la etiqueta para conocer el factor solar en los equipos de exterior profesionales.
- Utilicen con frecuencia protector solar resistente al agua, con un FPS mayor a 30. Cada 2 horas volvé a aplicarles protector solar.
- En bebés, mantené a tu bebé a la sombra y con la piel cubierta.
Y en el caso que los haya alcanzado el sol, no los expongas más hasta la recuperación, y aplicá cremas calmantes post solares o emulsiones específicas para las quemaduras.
Por eso siempre recordá nuestros consejos y no te olvides que el sol también tiene efectos positivos en la salud. La hidratación también es imprescindible, y consultá con tu médico en caso de tener alguna duda.
Dermatología Pediátrica