Una lesión de rodilla puede ser dolorosa e incómoda. Pero con el correcto diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, la vuelta a la actividad es posible.
La lesión del ligamento cruzado anterior de rodilla (LCA) es extremadamente común en el deporte, ya sea a nivel profesional como amateur. Por su popularidad en nuestro país el fútbol es el principal de ellos, pero también vemos frecuentemente esta lesión en otros deportes como el Rugby, el Hockey, el Ski, entre otros.
Es una lesión muy temida por los deportistas, ya que los deja fuera de competencia por varios meses, requiere en general de tratamiento quirúrgico y es indispensable una rehabilitación intensa para volver al nivel habitual. La estadística media actual es de 6 de cada 100 deportistas (6%) siendo mayor en mujeres y en jugadores no entrenados.
Anatomía del ligamento cruzado anterior
Se extiende desde el borde anterior de la espina tibial interna en dirección oblicua hacia arriba y afuera hasta fijarse en la fosa intercondílea del fémur
Funciones estabilizadoras del ligamento cruzado anterior:
• Limita el traslado anterior de la tibia.
• Previene la hiperextensión de rodilla.
• Refuerza la función del ligamento colateral medial de estabilizar el stress en valgo.
• Controla la rotación de la tibia sobre el fémur.
La mayoría de las lesiones (67%) se producen por traumas indirectos:
• Desaceleración brusca con contracción firme del cuádriceps
• Desaceleración en valgo con rodilla flexa y pie fijo a la superficie
• Hiperextensión de rodilla
• Hiperflexión de rodilla
• El resto se dan por traumatismos directos en valgo.
Diagnóstico
La descripción clásica de ruptura de ligamento cruzado anterior se da con una sensación de falla y de chasquido de la rodilla, dolor e incapacidad para continuar con la actividad, seguido de hinchazón (derrame articular) en las 2-6 hs. siguientes, disminución del rango de movilidad y sensación de inseguridad o inestabilidad, sobre todo al afirmar la pierna.
Luego de esto es importante obtener un diagnóstico rápido y preciso para determinar la gravedad de la lesión y recibir el tratamiento adecuado.
En la primera consulta realizamos maniobras que nos orientan al diagnóstico y nos permiten valorar otras lesiones asociadas, ya sea de otros ligamentos o de los meniscos. La confirmación de dicha lesión se hace mediante resonancia magnética.
Prevención
Un entrenamiento y ejercicios adecuados instaurados por un fisioterapeuta, un entrenador, o preparador físico pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir una lesión de ligamento cruzado anterior.
Actualmente hay muchas investigaciones y programas de prevención de lesiones de ligamento cruzado anterior basados en el control neuromuscular y la propiocepción:
• Calentamiento general ( para aumentar la temperatura de los tejidos)
• Estiramientos
• Ejercicios de fuerza
• Ejercicios de agilidad
• Ejercicios de propiocepción
• Ejercicios de estabilidad central (CORE)
Tratamiento
El tratamiento de la ruptura de ligamento cruzado anterior en pacientes deportistas es quirúrgico por vía artroscópica.
Debido a que el ligamento roto no se puede reparar debemos reemplazarlo por un injerto, para el cual se puede utilizar: tendones propios (rotuliano, isquiotibiales o cuadricipital) o injerto cadavérico.
En cualquier caso realizamos túneles óseos a través de la tibia y del fémur para reproducir la orientación original del ligamento cruzado anterior.
Hay distintos métodos de fijación del injerto, ya sea mediante tornillos, pines o sistemas corticales (endobutton).
Rehabilitación
Es difícil establecer protocolos de rehabilitación ya que cada paciente tiene sus tiempos biológicos de cicatrización y de integración del injerto, por eso es fundamental el seguimiento estricto del cirujano y del kinesiólogo o fisioterapeuta hasta el momento del retorno a la actividad competitiva.
A los fines prácticos la dividimos en varias fases
• Fase 1: Crioterapia, ejercicios isométricos, carga según tolerancia con muletas, estimulación eléctrica de cuádriceps.
• Fase 2: Flexoextensión de rodilla, intentar patrón de marcha normal, comienzo de ejercicios de cadena cinemática cerrada.
• Fase 3: (2do mes) Ejercicios de isquiotibiales bajo resistencia, ejercicios en agua y natación, bicicleta y aumento progresivo de la carga, ejercicios de propiocepción básicos.
• Fase 4: (3er mes) Trabajos con bandas de tensión, propiocepción media, comienzo de trote y saltos.
• Fase 5: (4to y 5to mes) Potenciación muscular, propiocepción alta, comienzo de cambios de dirección y velocidad.
• Fase 6: (6to mes) evaluación para el alta deportiva mediante diferentes tests de estabilidad, reacción y fuerza muscular y a través de percepciones del deportista antes, durante y después del entrenamiento.
Como conclusión podemos decir que el éxito de la cirugía depende de muchos factores, tanto del paciente, como del equipo quirúrgico y de el o los encargados de la rehabilitación.
Dr. Leonado Russo
MN: 121028
Médico traumatólogo
Especialista en cirugía artroscópica,
cirugía de rodilla y hombro.