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Vértigos y mareos: ¿Qué debemos tener en cuenta?

El vértigo y los mareos son un motivo de consulta muy frecuente, que afecta a hombres y mujeres por igual y que puede darse a cualquier edad. Su intensidad puede ser tan grande que incluso pueden interferir con las actividades del día a día. Sus causas dependen directamente de la patología que los genera.



Para llegar a un correcto diagnóstico, es fundamental tener en cuenta ciertas características como, por ejemplo:

  • Duración de los episodios: definir si son segundos, horas, días o meses.

  • Tipo de sensación: si los elementos giran alrededor de uno o si uno es el inestable.

  • Factores desencadenantes: ciertos movimientos de la cabeza, al caminar, al hacer un esfuerzo o en situaciones sociales o ambientes específicas.

  • Síntomas acompañantes: pérdida de la audición, zumbidos, dolor de cabeza, u otros síntomas neurológicos como visión doble, dificultad para pronunciar palabras o inestabilidad al caminar.


También es importante definir si el episodio es aislado o si ya se ha repetido varias veces y con las mismas características.


Con estos datos, el médico realizará un completo examen neurológico y en algunas ocasiones, podría ordenar maniobras diagnósticas específicas. En los casos indicados se completará la evaluación clínica con estudios complementarios que pueden incluir neuroimágenes, estudios de audición y hasta una videonistagmografia.


Vértigos periféricos: La mayoría de los cuadros de vértigo corresponden a los llamados “vértigos periféricos” y se deben a ciertas patologías del oído. Ejemplos de estos son el vértigo posicional paroxístico benigno, la neuronitis vestibular o la Enfermedad de Meniere. La mayoría de los cuadros de vértigo corresponden a esta categoría, y se originan debido a ciertas patologías del oído interno. La causa más común es el vértigo posicional paroxístico benigno que se produce por el desprendimiento de unas pequeñas partículas llamadas otoconias que caen desde el utrículo hacia los conductos semicirculares. Otros cuadros que también producen vértigo periférico, con origen en el oído interno, son la enfermedad de Menière, la neuritis vestibular o la migraña vestibular.

Vértigos centrales:

El vértigo puede deberse a causas denominadas “centrales” tales como lesiones vasculares, tumorales o desmielinizantes del tronco cerebral o cerebelo. En ese caso al momento del diagnóstico también se detectan otros signos deficitarios neurológicos. En estos casos es frecuente la existencia de alteraciones de la marcha y postura con inestabilidad muy llamativa, visión doble, problemas para la deglución o cefalea intensa.


Tratamiento

En cuanto al tratamiento, este dependerá de la causa que produce el trastorno. Seguir una alimentación saludable y reducir el consumo de sal para evitar la retención de líquidos, son recomendaciones generales fácilmente adoptables. Cuando los síntomas son muy intensos y persistentes, se debe consultar rápidamente con un profesional. Los síndromes vertiginosos tienen un tratamiento específico y efectivo por lo que siempre es conveniente consultar lo más pronto posible y de esta forma, mejorar la calidad de vida de los pacientes que lo padecen.


Dra. María Martha Esnaola y Rojas

Neurología

Sanatorio Mater Dei


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